Tuve el privilegio de conocer y compartir con Jonas Martínez, su alegría, su optimismo.
Sus ocurrencias eran únicas.
En estos últimos años, hablé mucho con él, y pude sentir, como su alma de hombre bueno,
seguía su ascenso indetenible, labrado en la experiencia de la vida.
Sus hijos y esposa, su adoración; su familia grande su nido de amor.
Yo te llevaré siempre en mi corazón y mente,
te recordaré con gran respeto y cariño,
pues se además, lo mucho que Linda te ama.
Descansa en paz.
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