Al subir a nuestro cuarto, no encontraré tu figura,
y la soledad será, la dueña en la noche obscura,
comienza la cuenta infeliz de los días que pasaré,
esperando tu regreso, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Siempre me quedo muy triste cuando de mi tu te vas,
y aunque se que volverás, me invade un temor, un miedo,
es solo cuando te miró, por la puerta entrar de nuevo,
que se me va el desespero, y vuelvo a sentir sosiego.
Siempre muero por decirte no te marches, quédate,
pero no tengo porque retenerte, es tu vida la importante,
y viéndote hacer libre lo que tu corazón te demande,
andes por donde andes, tu esposo por ti siempre estará anhelante.
Pedro
Para mi esposa, en este largo viaje, que emprenderá a USA
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