jueves, 5 de diciembre de 2013

INVICTUS Nelson Mandela


Mandela lo leía en su celda y lo ayudo a sobrellevar su carga
A la edad de 12 años, Henley fue víctima de la tuberculosis a los huesos. Años después, la enfermedad había alcanzado su pie y los médicos anunciaron que la amputación por debajo de la rodilla sería la única forma de preservar su vida. En 1867 había logrado pasar con éxito el examen de entrada a la Universidad de Oxford. En 1875 escribía el poema desde una cama de hospital. A pesar de sus problemas de salud, vivió su vida de una forma activa hasta su muerte a los 53 años
Cuando lo escribió no tenía título y este nombre de Invictus se lo colocó Arthur Quiller-Couch cuando lo incluyó en el Oxford Book of English Verse (1900)

 William Ernest Henley
En la noche que me envuelve, 
negra, como un pozo insondable, 
doy gracias al Dios que fuere, 
por mi alma inconquistable. 
En las garras de las circunstancias,
no he gemido, ni llorado. 
Ante las puñaladas del azar, 
si bien he sangrado, jamás me he postrado. 
Más allá de este lugar, de ira y llantos,
acecha la oscuridad, con su horror.
No obstante, la amenaza de los años,
 me halla, y me hallará, sin temor. 
Ya no importa, cuan recto halla sido el camino, 
ni cuantos castigos, lleve a la espalda: 
 Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.


Versión Original
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.



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