Se marcho el maestro Antonio José Blanco Liendo;
quizás, de este mundo loco, seguro que se fue riendo,
tal vez; a lo mejor va sintiendo, que le falto algo por hacer,
y es que a mi parecer, no debía marcharse, como corriendo.
La noticia, me impacto, pregunté: ¿maestro, cómo que nos dejó?
y que conste; que levanté al cielo mi voz, y dejé clara mi protesta,
y se lo juro !por esta¡ que que me peleé con con el viejo,
porque lo puso tan lejos, que me ha amargado la fiesta.
Y aunque dice: que faltaba, un cuatrista allá en el cielo,
eso no me da el consuelo, de no poder escucharlo, o verlo,
será, porque soy cobarde, para decir ese adiós,
si es que existiera algún dios, le digo que se peló,
y seguro al que le tocaba, de esta se le escapó.
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